sábado, 28 de febrero de 2009

Enseñar una canción



Toda la vida hemos aprendido canciones, anuncios, melodías pegadizas…. Y prácticamente nunca pensamos como ha llegado esto a nuestra cabeza, ¿cómo nos enseñaron a cantar el Cocherito Leré mientras saltábamos a la cuerda… o la canción del “Un, dos tres” mientras cada viernes la Ruperta nos invitaba a pasar un buen rato….? Pues toda esa información nos ha llegado pero ¿cómo?
Hay que reconocer, que hasta que uno no se ve al lado del enseñante no repara en estas cosas, y no se plantea el análisis de los mecanismos que se activan, pero que resultan fundamentales para que el maestro desarrolle una estrategia medianamente eficaz para llevar a cabo la trasmisión de las canciones
Una canción nueva es un reto, es una poesía con su ritmo, su entonación…. Lleva un fraseo que respetar y una intencionalidad; los fuertes, los pianos, la melodía… todo en ella hacen que aprenderla pase por interiorizarla, por entenderla.
La primera fase del aprendizaje de una canción es escucharla, al menos un par de veces, para tener una imagen global de la melodía y poder hacer un esquema mental de ella, partes, simetría, repeticiones… A partir de ahí hay que irla fragmentando (en partes que respondan a la lógica) para, a base de repeticiones, ir memorizando partes que después uniremos en fragmentos mas complejos.
En un segundo momento hay que limar los errores, sobre todo los de afinación, pero sin interrumpir el proceso, hay que ir incorporando las correcciones de modo natural y lo menos invasivo posible… poco a poco y repitiendo lo que no sale, para ir superando las dificultades que mas se reiteren se va logrando que la canción antes ajena se incorpore al archivo mental del que la aprende… y si el proceso se realiza correctamente pasará a ser una de las canciones que se tararean en la ducha o mientras se espera a que cargue una pagina en Internet….


sábado, 21 de febrero de 2009

Música para aprender, música para crecer, música para soñar.

La música es vehículo y herramienta básica en la educación, y aunque más usada históricamente, es la piedra angular en la Educación Infantil actual. Y lo es, porque quizá es en este periodo en el que los mensajes “subliminales” son la fórmula más eficaz para hacer llegar un concepto, una idea… a un público que cuenta con ciertas limitaciones en aspectos importantes (por ejemplo la atención o el lenguaje).
El efecto de la música es inmediato en los niños, y si se hace un uso orientado y selectivo de ella, puede ahorrar mucho tiempo y esfuerzos en la consecución de objetivos educativos y favorecer el desarrollo personal de los alumnos.
Pero ¿cómo elegir la estructura musical que cree el clima adecuado en clase? ¿Cómo valorar la idoneidad de una u otra selección musical?
En mi opinión la respuesta está en la subjetividad misma del que la elige. Y digo esto porque como maestros he observado que la convivencia con los niños aporta una sensibilidad (subjetiva) especial para saber que funcionará y que no. Para poder hacer esta valoración además de con esta sensibilidad hay que contar con un repertorio en constante expansión, tiempo para seleccionarlo y objetivos claros a lograr.
Dentro del repertorio creo que debemos tener en cuenta algo mas que las socorridas canciones infantiles (que son, por supuesto, la sal de la música en el aula) Además de estas existe un océano de sonidos que van desde los clásicos, pasando por los ritmos mas tradicionales del folk cercano a los mas étnicos y lejanos, pasando por los ruidos de la naturaleza. Con este abanico infinito enriqueceremos sus oídos y desarrollaremos su paladar musical, del mismo modo que se desarrolla el paladar culinario: poco a poco y filtrando bien los nuevos “sabores”
Para esto la implicación del maestro debe ir un poco mas allá, requiere el compromiso por abrir sus propios horizontes e investigar con inquietud en el universo sonoro que nos rodea.



martes, 3 de febrero de 2009

Reflexionando sobre el cuatrimestre.


Comienzan las prácticas y el periodo de reflexión, (qué hemos hecho durante la primera mitad del curso y qué expectativas ponemos sobre la segunda).

Respecto a lo hecho, destacar que ha sido una sorpresa el poder contar con el grupo con el que he podido disfrutar el trabajo en equipo por el que se nos ha evaluado en esta ocasión, (ojo a que lo que digo es disfrutar porque una mirada cómplice, que sean capaces de entenderte cuando propones algo que no era lo que se había pensado… eso es un lujo).
Estas compañeras han captado de la asignatura de desarrollo musical la importancia que tiene, y han sabido ponerle la pasión, el humor y las ganas que hacían falta en cada momento, ni más ni menos.
Estoy satisfecha del producto que ha resultado, hemos creado (con mayor o menor fortuna) algo que antes no existía, le hemos puesto nuestro sello personal a una canción que cantarán miles de veces, miles de voces distintas, pero que en este caso nosotras hemos decidido que sea así… eso es poco menos que mágico.
Además de este ejercicio final, hay mil y una ideas que han ido calando en mí e incorporándose al repertorio de lo subconsciente (que habrá que hacer consciente para poder hacer uso de ello… claro)

Respecto a lo que espero… pues ahí sí que soy trasparente, espero recursos, recursos y más recursos… veo en esta asignatura el pilar de la labor diaria que se hace en una clase, y espero al final del año tener una maleta llena de recursos, de canciones, melodías, ejercicios de los que tirar cuando me encuentre en el escenario escolar. Estos recursos que me permitirán que pequeños a los que no se les pueden explicar las cosas con palabras rimbombantes aprendan cantando, divirtiéndose, creciendo….